[vc_row padding_top=»0px» padding_bottom=»0px»][vc_column fade_animation_offset=»45px» width=»1/1″][x_video_embed id=»» class=»» style=»»][/x_video_embed][/vc_column][/vc_row][vc_row padding_top=»0px» padding_bottom=»0px»][vc_column fade_animation_offset=»45px» width=»1/1″][text_output]En las últimas décadas la evolución de la tecnología ha cambiado repetidamente nuestra forma de comunicarnos, relacionarnos y organizarnos. Con los cambios, el ser humano va requiriendo diversas destrezas que antiguamente no eran necesarias. La economía global, las comunicaciones y las nuevas tecnologías nos obligan a reflexionar sobre la labor educativa. ¿Qué está pasando con la educación en el mundo? ¿Qué habilidades necesita el aprendiz para adaptarse y ser productivo? ¿Es la educación tradicional suficiente para proveer al aprendiz con estas habilidades? En tiempos pasados, el estudiante era visto como un participante pasivo; una persona que asistía a un aula por una cantidad determinada de tiempo, y el cual recibía una dosis diaria de información. Asimismo, el docente era considerado el encargado de proveer esta información de una manera uniforme para cada estudiante. La visión del docente como el agente que todo lo sabe y puede, forjó una relación de una sola vía. La educación en el siglo XXI requiere urgentemente un cambio de los modelos caducos, y llama a la creación de un ambiente donde los roles tanto del educador como del estudiante sean transformados; la labor y responsabilidad del profesor es estimular la curiosidad y pensamiento critico de cada estudiante, entendiendo que cada uno tiene fortalezas y debilidades particulares que deben ser trabajadas. De esta forma, cada estudiante descubrirá, a su propio modo, nuevos caminos para lograr objetivos, formar hipótesis e ideas, ampliar sus perspectivas, y hacer conexiones; el aprendiz esta siendo preparado para adaptarse y sobresalir ante lo desconocido.
Por lo tanto, hemos pasado de vivir y experimentar la era del conocimiento, a descubrir y conocer la era de la inteligencia
El Modelo VESS –Vida Equilibrada con Sentido y Sabiduría– va muy de la mano con todo aquello que se considera un motivador intrínseco. El Modelo VESS utiliza el pensamiento como estrategia pedagógica, no se limita a desarrollar destrezas en los estudiantes en áreas académicas, sino también se enfoca muy profundamente en promover valores, ética, solución de conflicto, empatía, conciencia ciudadana, una actitud de mente abierta con claras disposiciones mentales hacia el emprendimiento y una noción de la importancia de la relación con otros teniendo presente una actitud de ganar–ganar que fomenta equidad y paz. El pensamiento como estrategia pedagógica y el Modelo VESS, tienen como propósito fundamental crear ciudadanos autónomos, responsables, equilibrados, empáticos, con valores y felices; que actúan sabiamente fomentando un mundo sostenible.[/text_output][/vc_column][/vc_row]